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jueves, 25 de junio de 2015

Ian Gibson: "Estoy convencido de que Picasso y Lorca hubieran mantenido una gran amistad"

 
El hispanista irlandés Ian Gibson, vecino de Málaga desde el pasado mes de noviembre, nos abre las puertas del piso que tiene alquilado en la Malagueta
 
23.06.2015
Dice encontrarse tan bien aquí, que ya está pensando en alargar su estancia malagueña. Gibson asegura que encontrar los restos del poeta granadino supondría «la culminación» a la dedicación de su vida, aunque confiesa que «dar con una grabación con su voz» le resultaría igual de «emocionante»
 
Sentarse a hablar con Ian Gibson (Dublín, 1939) es poner sobre la mesa, irremediablemente, la historia, la política y la cultura de España; la actual y la de siglos pasados. Desde noviembre del pasado año, el hispanista vive en un pequeño piso en el barrio de la Malagueta, justo en el mismo edificio donde vivió y murió Jorge Guillén, que fue, precisamente, la persona que motivó su primera visita a la ciudad en 1978. «Vine a entrevistarme con él. Era un hombre alto, delgado y muy afable», recuerda. En la terraza del Gallo Rojo, su local preferido, y con un gin-tonic en la mano, Gibson comenta, entre anécdotas y reflexiones, sus próximos proyectos, de los que destaca la revisión de su biografía de García Lorca, de quien se cumple el octogésimo aniversario de su asesinato el próximo año, y una nueva novela, «una trama detectivesca sobre un manuscrito francés que se pierde en España», adelanta.
 
Divertido, amable, gran conversador y con un gran sentido del civismo –mientras pasea recoge los papeles que encuentra en el suelo para depositarlos en una papelera–, Ian Gibson no oculta su rabia al ver cómo la política ha sido incapaz de encontrar una solución a la recuperación de la Memoria Histórica. «El trauma de la Guerra Civil sigue estando presente. Aún hay 130.000 personas en las cunetas. La actitud del Estado español hacia sus muertos me produce verdadera vergüenza».
 
¿Cómo le está sentando su estancia en Málaga?
Este barrio es increíble. Está a quince minutos de calle Larios, pero aquí lo tengo todo. Bajo al bar, hablo con la gente y de vez en cuando voy al Centro. Los amigos vienen a verme y alguna vez vamos al teatro o al cine. Y si tengo que ir a Madrid, en taxi estoy a cuatro minutos del AVE. Voy y vengo entre Lavapiés y la Malagueta. Estoy realmente en la gloria. Estaba decidido a instalarme en este barrio. No quería vivir en el interior. Quería estar al lado del mar para poder ver las gaviotas y los delfines. Estoy viviendo un momento muy productivo en Málaga.
 
¿Necesitaba alejarse de Madrid y Granada para afrontar la revisión de la biografía de Lorca?
Claro. Además, Málaga es el puerto de Granada. Tengo muy interiorizada la relación de Lorca con Málaga. Cada verano, hasta el año 1925, más o menos, Lorca veía con su familia a Málaga a veranear en el hotel Hernán Cortés [hoy la actual sede de la Subdelegación del Gobierno, en el Paseo de Sancha]. Su padre era un hombre rico y podía permitirse pasar un mes en uno de los más grandes hoteles que tenía la ciudad entonces. Málaga es un puerto abierto al mundo y Granada es una ciudad encerrada en su concepto. Lorca adoraba con locura esta ciudad.
 
¿Ha comprendido por qué?
Lorca le escribe una carta al pintor Benjamín Palencia en la que le dice: «En Málaga me está esperando Dionisio con sus cuernos sagrados y mi alma se pone de color de vino». Málaga es sexy para Lorca. No es una ciudad tan acomplejada como Granada. Además, aquí encuentra a amigos como Prados y Altolaguirre, y un ambiente muy relajado y abierto.
 
¿Qué novedades incluirá en la biografía del poeta?
Bueno, yo mismo no lo sé todavía. Ahora es cuando voy a comenzar a realizar indagaciones sobre el caso. Evidentemente, incluiré todo lo nuevo que se sabe. Se dijo que se encontraron los restos cerca del olivo [en Alfacar] y que se trasladaron cuando se hacía el parque. Hay que seguir la pista de eso. Pero sigo pensando que Lorca está muy cerca del lugar en el que buscaron hace muchos años. Sigo pensando que Manuel Castilla Blanco, uno de los enterradores de Lorca, no me mentía cuando me llevó al sitio donde lo enterraron. Estoy hablando del año 1966. Hoy sigo pensado que no me mentía y que había enterrado a Lorca cerca de aquel olivo, que todavía está allí. Lo que pasa es que si un georradar no está encima del sitio exacto no detecta movimientos de tierra. Hicieron mal el informe previo, y tampoco me consultaron por razones que ellos sabrán.
 
¿Qué hace falta para que resuelva de una vez este episodio?
Hace falta dinero. Y la Junta de Andalucía no está por la labor. Además, hay otra búsqueda en curso, no muy lejos. Miguel Caballero está convencido de que Lorca está a unos cuatrocientos metros hacia Víznar del lugar en el que yo creo que está. En un terreno en el que iban a hacer un campo de fútbol. Es algo inconcebible que el pueblo de Alfacar, además con un alcalde socialista, planteara hacer un campo de fútbol en un lugar donde se habían producido fusilamientos. Miguel Caballero, siguiendo indicaciones del periodista granadino Eduardo Molina Fajardo, cree que Lorca se encuentra en los pozos de esta zona, que en tiempos de la guerra era un campo de entrenamiento militar. Espero que continúe la búsqueda, que dicen que ahora tendrá que ser financiada a través de donaciones y crowdfunding, ya que la Junta ha descartado seguir financiándola.
 
¿No cree que la celebración del octogésimo aniversario de la ejecución del poeta servirá de revulsivo para impulsar su búsqueda?
Sí, además tenemos una nueva consejera andaluza de Cultura, Rosa Aguilar, que me parece fantástica. Es posible que se renueve la búsqueda. Pero no lo sé. Lorca es el poeta español más leído, más amado y más llorado de todos los tiempos. Y creo que es imprescindible localizar sus restos. Es el desaparecido más relevante de la Guerra Civil y simboliza a las más de 130.000 personas que todavía están en las cunetas.
 
Después de toda una vida dedicada a su búsqueda, ¿no sería terrible que usted se marchara de este mundo sin que apareciesen los restos de Lorca?
Sí. Pero hay algo que también me gustaría, casi en el mismo nivel de emoción, que sería localizar su voz. Es enigmático que siendo Lorca el poeta que más recitaba en público de su generación, no se haya encontrado una sola grabación con su voz. Al parecer, era escalofriante escucharle recitar. Creo que en algún sitio, no sé si en Buenos Aires, tiene que haber una grabación. Si se encontraran sus restos sabríamos mucho más de cómo lo mataron. Y yo quiero saber cómo fue exactamente. Como has dicho, ha sido mi vida y sería la culminación. Pero hay un contubernio de silencio sobre todo esto...
 
¿Quién está en contra de que se encuentre a Lorca?
La derecha española, el PP, no quiere que se localicen los restos de Lorca porque supondría un peregrinaje mundial a su tumba, que simbolizaría lo ocurrido con centenares de miles de seres inocentes. Simbolizaría el holocausto español. Aquí hubo un holocausto que no se reconoce oficialmente, pese a los trabajos de historiadores como Paul Preston. Y es una vergüenza que Franco esté todavía donde está, al lado del fundador del partido fascista de este país en el Valle de los Caídos. La actitud del Estado español hacia sus muertos me produce verdadera vergüenza. Y hay un caso actual que me enfurece especialmente: el Premio Princesa de Asturias, que antes era el Príncipe de Asturias, tiene su sede en la calle General Yagüe de Oviedo. ¡Juan Yagüe fue El carnicero de Badajoz! Mantienen el nombre de la calle donde conceden un premio a nivel mundial a la cultura, este año lo recibe Leonardo Padura. Me parece una vergüenza que la Familia Real sea tan tonta y esté tan mal aconsejada como para otorgar un premio en una calle que lleva el nombre de un autodeclarado fascista asesino que mató a más de 3.000 personas y nunca lo ocultó.
 
Parece que la derecha española no ha cambiado mucho con los años.
La derecha de este país es una rémora. La mentalidad de esta gente que dice que no tienen nada que ver con el régimen anterior, y probablemente se lo crean, mantiene ticks neofranquistas. Ellos no creen que haya que reconciliarse y consideran que ya han hecho concesiones con la Constitución y que ya hay una ley de amnistía que, por cierto, es preconstitucional. Y luego añaden que para qué hay que reabrir heridas. Eso sí que es realmente repugnante, porque ellos sí que desenterraron a todos los suyos. No se trata de cerrar heridas, se trata de curar, porque nunca se han cerrado. No se trata de odio o deseo de venganza. Lo que hay es deseo de justicia. No de olvidar, pero sí de perdonar.
 
¿En qué hemos fallado?
Pienso mucho en la mayoría inmensa que tuvo el PSOE y en dónde estamos todavía. Después de más de una década en el poder, con mayoría absoluta, y sin poder cambiar el país radicalmente. Sí que se han producido cambios y tenemos cosas fantásticas que antes no existían, pero veo ahí el Valle de los Caídos y los símbolos fascistas por todos lados y me preguntó dónde está el cambio profundo que necesita este país.
 
¿Considera que la Transición ha sido entonces fallida?
O superficial. O que no ha conducido al gran cambio. Creo que España tiene un problema de siglos, a raíz de la expulsión de los judíos y los moriscos, de no asumir el pasado. Esto no es algo de ahora, sino que viene de siglos atrás. El rechazo a todo lo que no fuera católico, la obsesión con la pureza de la sangre y echar fuera todo lo discrepante, ya fuera un judío de Granada en 1492 o Miguel de Unamuno, a quien desterraron a Fuerteventura en 1924. Cuando hay alguien que no te gusta, lo echas. En 1609 fueron expulsados medio millón de moriscos, sobre una población de siete millones. Medio millón de gente que trabajaba el campo, que tenía todos los secretos de la irrigación, de la horticultura...
 
¿Qué opina de la revulsión política que estamos viviendo actualmente?
Ahora hay una posibilidad de diálogo. De pactos. Y eso me encanta. Todo depende de la derecha, porque la izquierda tiene esa capacidad. El PSOE debería ser la espina dorsal de este país en este momento. Y ceder y pactar. Pero los otros no están por la labor. Yo quiero una derecha razonable en España. Una derecha dialogante y culta. Es posible, aunque aún no la hemos tenido. Y los partidos emergentes tienen la obligación moral de decir qué van a hacer con la Memoria Histórica. Por ejemplo, Podemos nunca lo ha mencionado. No me gusta el discurso de Pablo Iglesias. Su manera de hablar. Su estilo. Porque está siempre al borde de la ofensa. De ofender con sus palabras. Creo que hay que ser un poco más razonable, más cauto a la hora de emitir esos juicios tajantes. Pero él no ha dicho nada respecto a la Memoria Histórica. ¿Van a dejar todo esto podrido como está?
 
Hay muchas cosas que le dan rabia de España, pero seguro que le enamoran otras muchas.
Claro. Y siempre lo destaco. Me encanta la llaneza de la gente y su generosidad. Cuando bajas al bar de la esquina, hablas con todo el mundo. El snobismo se desprecia. Es algo que yo aprecio muchísimo. También el paisaje de España, que me fascinó desde la primera vez que vine [en 1957]. Ver la meseta castellana desde un tren que venía desde el País Vasco... No hay nada comparable en el mundo. Además de la mezcla de razas, de idiomas, de cultura... Otra de las cosas que me gustan de España es el cachondeo, algo que creo que es compatible con la seriedad.
 
Lorca y Picasso, dos andaluces universales que se admiraban, aunque nunca se conocieron. ¿Qué cree que hubiera surgido del encuentro de ambos?
Sabemos que Lorca admiraba muchísimo a Picasso. Lorca era multifacetico y por su amistad con Dalí estaba en contacto con todo lo que pasaba en el mundo de las artes plásticas. Estoy convencido de que Picasso y Lorca hubieran mantenido una profunda amistad. No sé cómo era Picasso al estar con homosexuales, porque se tiene una idea de que era un hombre muy varonil. Pero creo que no habría sido un problema. Picasso habría reconocido a Lorca como un andaluz profundo como él. Además, Lorca quería ir a París, donde estaban su hermano Francisco, el diplomático; Manuel Ángeles Ortiz, Juan Gris, Ismael González de la Serna, que hizo la portada de Impresiones y paisajes [el primer libro de Lorca, de 1918]. Estaban todos en París. Y él quería estar allí. En 1926, Dalí fue a París con un único propósito: ver a Picasso. Y lo hizo. Un encuentro que organizó Manuel Ángeles Ortiz, con quien yo tuve amistad. Y con Lorca hubiera hecho lo mismo. Estoy seguro. Por otra parte, ¿no conocía Picasso el Romancero gitano? ¿Me van a decir a mí que Picasso no conocía a Ignacio Sánchez Mejías? Desde luego, y si no fuera por la muerte de Lorca, se habrían conocido. En 1936, Lorca era el poeta más famoso de este país. Cuando lo matan, el Romancero gitano iba por su séptima u octava edición. Fue el mayor bestseller poético español de un autor en vida, porque las rimas de Bécquer son póstumas. Lorca conoce la fama en vida y el Romancero gitano era el libro de poemas más famoso de España antes de su muerte. ¡Cómo no lo iba a conocer Picasso! ¡Claro que sí! Pero no tenemos ningún documento que constate que mantuvieron relación.

También en Málaga vivió Gerald Brenan, a quien que le debe gran parte de su amor por España.
Leí Al sur de Granada y me impactó. Y su libro sobre literatura española tenía una frescura que no tenían los manuales al uso. Su capítulo de La faz de España, sobre Lorca, e influyó en mí. Hasta el punto de que yo fui a Granada en el año 1965 con el proyecto de investigar. Le debo mucho. Y luego le conocí personalmente. Y me aceptó. Mi deseo de no seguir siendo catedrático, de ser escritor y de vivir en el sur de España se confirmó después de leer a Brenan.
 
Asegura estar viviendo un momento muy productivo. ¿Qué otros proyectos saldrán de aquí?
Muchos, como la nueva edición de mi Guía de la Granada de Lorca, que se editará el próximo 26 de septiembre, y que son unos paseos lorquianos por Granada, con mapas y referencias de los lugares que visitó. También una nueva edición de mi libro sobre Rubén Darío, aunque sólo se editará en América. Estoy preparando un libro titulado España amor, España rabia, con anécdotas y reflexiones sobre España, y mi relación con este país. E igualmente se publicarán nuevas ediciones de Lorca-Dalí: el amor que no pudo ser y El hombre que detuvo a García Lorca, ya que hoy sabemos mucho más sobre Ramón Ruiz Alonso. Y después no voy a hacer nada más en mi vida al respecto.
 
Bueno, dice que se retira del plano biográfico, pero sí que tiene en mente una novela.
Es cierto, pero soy supersticioso y no quiero hablar de proyectos futuros. Esta novela va a ser un homenaje a la España que quiero y a la España que yo quisiera. Y voy a volver a Francia. La novela tendrá una trama detectivesca sobre un manuscrito francés que se pierde en España.

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