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viernes, 6 de febrero de 2015

Memoria histórica para conquistar el futuro; Contra el fascismo, por las libertades políticas plenas

 
Nos llaman los trasnochados, los anclados al pasado, los resentidos, los que perdimos y por ello estamos a disgusto. Los que no olvidan, ni perdonan, los que protestan y nos hacen recordar escenas de 1937.
 
El tono peyorativo con el que nos califican puede desvirtuar a primera vista el significado de las palabras, pero solo a primera vista. Exactamente, somos todo eso que decís. Somos los que repasamos la historia de nuestro pueblo, los que intentamos comprender ese pasado que nos ayuda a comprender el presente e indispensable para conquistar el futuro. 
 
Perdimos. Claro que perdimos. Perdimos una batalla crucial contra el fascismo que seguimos padeciendo. Por ello sufrimos las consecuencias desde ese preciso instante hasta hoy: Persecución, represión, asesinatos, encarcelamientos... 
 
Málaga era esa ciudad donde se respiraban vientos de esperanza. Allá por 1933, cuando el primer diputado del Partido Comunista de España saltaba a la palestra en la provincia, cuando el anarquismo de la CNT tenía una fuerza considerable en las calles, cuando, en definitiva, el movimiento obrero aprendía a organizarse, a debatir, a formarse, aquel tiempo no tan lejano donde el nombre que nuestra ciudad portaba con orgullo era "Málaga la Roja", Málaga la combativa. Aquel tiempo, donde las libertades se conquistaban y no se mendigaban. Aquel tiempo era tiempo de lucha y sacrificio, pero también tiempo de cambio.
 
Tras la victoria del Frente Popular y el intento de desarrollo del programa democrático del mismo que tanto ilusionaba a aquellos malagueños y malagueñas vino el golpe de Estado. El 18 de Julio de 1936 el ejercito se alzaba elevando al fascismo a la primera plana de la historia de España. Pero en Málaga no cedieron. Nuestros abuelos no se rindieron, resistieron. Aquella "Málaga la Roja" permaneció prácticamente aislada del bando republicano, rodeada, sitiada, pero siempre combativa. Siempre viva.
 
El 17 de Enero de 1937, el general Queipo de Llano comenzó lo que sería la ofensiva definitiva tomando Marbella. Por el norte de la provincia, unos 10.000 camisas negras italianos amenazaban el horizonte. No solo era una guerra civil, era una guerra de liberación. Una guerra contra la invasión alemana y, en este caso, italiana. El 6 de Febrero, los italianos dominaban Ventas de Zafarraya, controlando así la posible huida de los antifascistas por la única vía posible: La maltrecha carretera de Almeria. Ese mismo día se ordena la evacuación de la ciudad.
 
Decenas de miles de personas intentaron abandonar Málaga emprendiendo un peligroso camino sin retorno. Un camino donde eran castigados sin tregua por bombardeos desde tierra, mar y aire. Un camino desolador donde la población civil fue acribillada y perseguida. Cabe destacar la labor solidaria del doctor Norman Bethune y su unidad de transfusión de sangre que se desplazaron desde Valencia para socorrer a la población. El resultado: 5.000 asesinados aproximadamente en su huida de la ciudad. Por otro lado, los que permanecieron en Málaga combatiendo hasta sus últimos momentos o, simplemente, resistiéndose a abandonar su hogar, no corrieron mejor suerte. De nuevo cerca de 5.000 ejecutados, esta vez en la propia capital. Por supuesto que no olvidamos. Por supuesto que no perdonamos.
 
Por el simple hecho de que los que nos ganaron, son los que nos siguen ganando día tras día. La falta de depuraciones en la farsa de la transición es un hecho. Numerosos represores, políticos o militares franquistas siguen hoy día en altos cargos de empresas o instituciones del Estado. Los que fallecen, lo hacen con honores. Ni siquiera cuando jueces de países terceros investigan los crímenes de la humanidad que rodean al franquismo, nuestro querido "estado de derecho" hace un ejercicio, si quiera, de disimulo. Ayer nos acostamos fascistas y hoy nos levantamos demócratas, y no se hable más.
 
La conexión dialéctica entre pasado y presente es evidente. De aquellos barros estos lodos. En 1937, en Málaga, se pasaba por el paredón a todo atisbo de demócrata y resistente. En 2015, se detiene a los luchadores sociales, se enjuicia a los antifascistas, se multa a los que impiden un desahucio, a los que luchan por una sanidad pública o a quienes se organizan en su puesto de trabajo. Y, conforme aumente el grado de organización ante la crisis estructural del capitalismo, el Estado seguirá quitándose progresivamente la careta, mostrando una faceta que nunca desechó. Desde 1939, y el fin de la guerra, en España no ha dejado de haber presos políticos, ilegalizaciones de partidos, sindicatos y organizaciones, persecución de la juventud combativa, hostigamiento "democrático" a los familiares y amigos de los luchadores políticos y sociales, etc.
 
Efectivamente, hoy seguimos recordando escenas de 1937, porque nos son fundamentales para comprender la sociedad putrefacta en que vivimos. Recordamos escenas de 1937 para comprender como seguimos luchando contra los mismos que luchaban nuestros abuelos. Nos hemos cansado de mentiras "democráticas", de talante oficialista, de palabras enrevesadas y traiciones pactadas. Hoy, en 2015, seguimos recordando escenas de 1937 porque somos, en esencia, aquella resistencia que jamás abandonó "Málaga la Roja", aquellos que seguirán dando hasta su último aliento por las libertades políticas plenas y contra el fascismo. 
 
Desde la Coordinadora Antifascista de Málaga apoyamos la marcha-homenaje impulsada por la plataforma Málaga Republicana para el próximo 7 de febrero. Porque nuestra memoria ha de permanecer viva.
Memoria histórica para conquistar el futuro
Contra el fascismo, por las libertades políticas plenas
Honor y gloria a los defensores de Málaga la Roja

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